Laboriosidad, virtud capital. Hace referencia al trabajo, pero no sólo a la labor profesional más o menos estandarizada en ocho horas diarias de ejercicio, sino a la disposición habitual de mantenerse ocupado, de evitar las pérdidas de tiempo, el divague intelectual, la flojera -física o mental-, la vagancia, la mediocridad o esa tendencia que tenemos de dejar las cosas a medias sin terminarlas. Se trata de un hábito que nos lleva a buscar múltiples ocupaciones en la jornada, incluso durante las vacaciones y los fines de semana, donde se puede cultivar la lectura, un deporte, un hobby o una destreza manual.
¡Acompáñame a recorrer nuestro tiempo con sentido crítico y positivo! Mercedes Malavé