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LA la la: Laboriosidad

Laboriosidad, virtud capital. Hace referencia al trabajo, pero no sólo a la labor profesional más o menos estandarizada en ocho horas diarias de ejercicio, sino a la disposición habitual de mantenerse ocupado, de evitar las pérdidas de tiempo, el divague intelectual, la flojera -física o mental-, la vagancia, la mediocridad o esa tendencia que tenemos de dejar las cosas a medias sin terminarlas. Se trata de un hábito que nos lleva a buscar múltiples ocupaciones en la jornada, incluso durante las vacaciones y los fines de semana, donde se puede cultivar la lectura, un deporte, un hobby o una destreza manual.




La laboriosidad ejerce un beneficio transversal en la vida de quienes la cultivan, y por eso da cierta unidad y coherencia a la persona. Hay gente que trabaja muchísimo en la calle pero que no es capaz de mover un dedo en su propia casa. Debemos superar el mito de que para descansar hace falta procurar la absoluta inactividad y el máximo de confort. Esto en ocasiones puede llegar a agotar más. Se descansa cambiando de actividad: moviéndose o practicando una actividad física -si se tiene un trabajo muy sedentario-, o invirtiendo tiempo en labores intelectuales, como la lectura, cuando se realizan labores que requieren mucha actividad física o mecánica.

Quien es laborioso saca adelante cualquier tarea, desde el jardín de su casa hasta la presidencia de una institución; desde servir un café hasta tomar una decisión difícil con tino e inteligencia. Discriminar encargos o labores por su escasa notoriedad o prestigio conduce, tarde o temprano, al egocentrismo, al aislamiento e incluso a la soledad. Buscar en el trabajo un trampolín para el propio éxito, acaba por instrumentalizar a las personas para los propios beneficios. Un buen dirigente es aquel que sabe enseñar porque ha aprendido a hacer de todo.

El trabajo es una acción que pertenece a la naturaleza humana. No es una imposición de la sociedad económica, ni un "no me queda más remedio". La persona humana está hecha para trabajar. Esto se refleja en su misma constitución física: Tener manos -no ser cuadrúpedos- facilita el trabajo manual e intelectual (no pudiera estar escribiendo estas ideas si no tuviera las manos). Caminar erguidos facilita el contacto visual y la comunicación que son esenciales a la hora de trabajar. La inteligencia la tenemos para conocer, transformar y mejorar el Mundo a través del trabajo. En fin, nos realizamos humana y físicamente trabajando.


Formar en laboriosidad es el mejor camino para lograr un progreso sostenible y humano en cualquier sociedad. Las nuevas tecnologías traen una serie de facilidades y ventajas que benefician casi cualquier tipo de trabajo... pero no necesariamente hacen a las personas más laboriosas. Hace poco leía el triste lamento de un joven que decía que si no fuera tan adicto al Youtube el tiempo le rendiría más. Es así, al menos este chico se da cuenta, ya ha dado un paso importante. En este sentido, se nos presenta todo un desafío: que esas innovaciones no ahoguen en vicios nuestra capacidad de trabajar (hacer todo rápido, no pensar, no esforzarse, distraerse cada cinco minutos, etc.) sino que la potencie.

Comentarios

Mercedes Margarita: Sencillo, claro y muy amable. Por qué los políticos hablan poco de laboriosidad???

Me temo que mientras todas esas claves, que tu nos acercas con tanto ingenio, no se conozcan en los planes sociales del país andaremos mal...
En fin, ya sabes que me encanta cómo lo haces y qué haces.....BB
Unknown dijo…
A Venezuela le hace falta más laboriosidad y menos política, más acción en conjunto, menos prejuicios y vituperios.

Estimada Mercedes, la mejor frase, "Se descansa cambiando de actividad" me la llevo para vivirla. Mil gracias por tu sabiduría. Bendiciones miles.
Unknown dijo…
A Venezuela le hace falta más laboriosidad y menos política, más acción en conjunto, menos prejuicios y vituperios.

Estimada Mercedes, la mejor frase, "Se descansa cambiando de actividad" me la llevo para vivirla. Mil gracias por tu sabiduría. Bendiciones miles.

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