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Crecer a través de las crisis… con un poco de fe y de ficción

Un buen testimonio para tiempos de crisis




Desde la primera vez que vi el testimonio de Christian Olmos, creador de una serie de dibujos animados con alta tecnología y un tono muy argentino, me pareció tremendamente sencillo y grandioso a la vez. Ahora que estamos en tiempos de crisis económica, vale la pena conocer cómo nacieron Los peques.

Los peques son unos pequeños personajes, de la familia de los gnomos, que deambulan por la bella naturaleza de la Patagonia argentina. Su primera aparición en televisión fue el 15 julio de 2002. Pero la historia de Los peques comenzó a gestarse antes... 'Power Comunicación' es una empresa familiar fundada en 1993, dedicada a la publicidad. Christian Olmos recuerda unos viejos bocetos de dibujos para construir una historia, inspirado en “El Señor de los Anillos”, que tenía unos personajes muy terciarios: eran unos pequeños enanitos que aparecían de vez en cuando en sus representaciones. Pero de esos bocetos a que aparecieran Los peques todavía había mucho trecho por recorrer, y el trabajo publicitario absorbía la capacidad creativa de su autor.

Sin embargo, la actividad publicitaria le incursionó en la animación por medio de la tecnología, haciendo logotipos para empresas y arte digital. En una ocasión creó un personaje a partir del logo de una empresa que fue todo un éxito y así Christian Olmos siguió desarrollando estos “logo-personajes” para otras empresas. Al mismo tiempo que ejercía su trabajo, desarrollaba una habilidad que le ayudaría después. Por eso, aunque Los peques eran algo muy lejano, aún no concebido, su artífice se estaba preparando para poder, algún día, darles vida.

Pero no bastan las habilidades técnicas, profesionales o instrumentales para desarrollar un proyecto que se lleva en el corazón, en la memoria. Muchas veces hace falta, además de eso, un poco de oportunidad y mucha valentía. A veces, aunque parezca paradójico, los tiempos de crisis –económicas o personales que se pueden producir por muchos motivos– pueden convertirse en una estupenda ocasión para la creación personal, para dar pasos en autenticidad y lanzarnos por el camino de una vocación definitiva, ya sea profesional, o de bien social, o de compromiso de vida.

La crisis económica de los años 2001 y 2002 en Argentina, fue un “momento bisagra” como le llama Christian Olmos para Power Comunicación, ya que la mayoría de las empresas recortaron gastos eliminando publicidad. Su futuro era incierto:
Optamos por jugarnos el todo por el todo con aquello que siempre habíamos visto como lejano: crear y producir una historia (…) No teníamos recursos necesitábamos capital… Al menos podíamos apuntar a crear un argumento, diseñar personajes, y ofrecer un proyecto lo más completo posible. Con esos pilotos salimos a Buenos Aires a golpear puertas. La experiencia en Buenos Aires fue agridulce: por un lado nos recibieron con un grandísimo respeto al proyecto, pero por el momento económico que se vivía había también mucha cautela para invertir (…) Las alternativas que nos estaban quedando eran pocas y muy simples: o lo intentábamos por las nuestras o no hacíamos nada... y sabíamos que al menos podíamos hacer micros de un par de minutos para contar pequeñas historias… pero otra cosa que también sabíamos era que no teníamos nada que perder.Una simple hoja de papel
Los peques nacieron casi sin buscarlos. Cuando Christian Olmos los dibujó no sabía que serían luego los protagonistas de su historia. Es un bonito ejemplo de que la creatividad exige humildad, que no siempre aquello que concebimos como lo más importante en realidad lo es. También enseña a estar desprendidos de las propias ideas y de las propias creaciones para que sea la realidad misma de lo que hacemos la que nos vaya orientando hacia la plenitud de las propias obras:
Se me ocurrió que muchos mitos sobre los gnomos y los enanos permiten que ellos puedan tener una explicación lógica y real, y por lo tanto podríamos prescindir de cosas mágicas y efectos especiales. Por eso decidimos trabajar con fondos reales. Nos empeñamos en hacer creíbles a esos personajes. Además, qué podíamos hacer nosotros que pudiese superar la belleza de los paisajes patagónicos, y hoy no sabría decir qué idea surgió primero. Yo creo que cuando retomé esos viejos bocetos no fue para crearlos sino para presenciar cómo nacían.
Existe una relación muy estrecha entre ficción y realidad. En la imaginación de Christian Olmos se nota una bonita armonía entre creación personal y amor a la naturaleza. A veces se piensa que los artistas son personas geniales que la realidad no tiene nada que decirles porque su mundo interior es el que tiene la última palabra. Un artista cerrado a la realidad externa, a la naturaleza, a la belleza de las personas y de las relaciones interpersonales, empobrece su propia creatividad e imaginación. Vale la pena abrir la imaginación a la riqueza de la realidad, de la verdad, en la que podemos penetrar cada vez más.

La caracterización de los protagonistas, de Los peques, también muestra esta apertura del artista a la belleza de la personalidad de los amigos:
Todavía tengo guardada unas hojas de papel, ahora medio amarillentas y con alguna que otra mancha de mate, donde por fin encontré las primeras líneas de Los peques. Para alguien como yo que tuvo la suerte de disfrutar de una pandillita de barrio durante la infancia, esos recuerdos fueron una fuente de inspiración en el trabajo de las personalidades. Muchas características de Los peques corresponden a amigos míos de aquella época, y otras surgieron espontáneamente... en todo momento intenté equilibrarlos, cada uno tiene una personalidad definida, pero también pueden sorprendernos con actitudes inesperadas es como que pueden tener sus momentos...
¿Existen Los peques?
Cuando una historia de ficción está bien hecha, cuando proviene de un creador abierto a la verdad de la vida, de las relaciones interpersonales, del amor, entonces esas historias hablan al corazón del hombre por medio de la belleza, y se convierten en un maravilloso instrumento que nos permite experimentar la inmensa capacidad de creer, de tener fe, que todos tenemos.

Mostrar la realidad, decir la verdad, no significa imitar o reproducir la realidad de manera idéntica, sino aprender a tener una mirada penetrante para captar la dimensión más profunda de la realidad, que se puede representar de muchísimas formas y a través de múltiples lenguajes. El hombre es un ser que necesita creer en la verdad, no sólo verla o tocarla porque, a través de la creencia presta algo de sí mismo al otro, se da, se abre, y por eso se hace mejor persona.

El problema de la creencia no está tanto en la demostración sensible de las cosas, de las pruebas, como en la disposición de querer creer en algo, de abrir nuestro corazón, nuestra memoria, a una realidad que nos interpela interiormente porque tiene que ver conmigo, me dice algo que es esencial sobre mí y me puede ayudar a ser mejor persona. Y lo esencial es invisible a los ojos, como dijo el Zorro al Principito, por eso se puede representar de infinidad de maneras: La amistad, las relaciones del hombre con la naturaleza, la familia, el amor humano, tiene tantos lenguajes como personas existan. Acabo con estas palabras de Christian Olmos que me parecen muy iluminantes:

Si en nuestro mundo es necesario ver para creer, entonces se puede creer en Los peques pero con este juego de palabras no me estoy deteniendo sobre algo que tiene más importancia de lo que aparenta… el tema es que diariamente recibimos infinidad de cartas, tanto de niños como de adultos, preguntándonos si Los peques de verdad existen, y en muchos casos hasta ruegan que la respuesta sea afirmativa. Les resulta muy difícil aceptar que sintiéndolos tan vivos sean sólo producto de la imaginación… y yo creo que la respuesta está en el corazón de cada persona porque desde el momento en que formulan la pregunta están creyendo en ellos sin necesidad de verlos o tocarlos… ¡están creyendo! Y si hoy cualquier persona es capaz de recuperar esa capacidad de creer, entonces la existencia de Los peques no sólo está garantizada sino que su función en este mundo está plenamente justificada.

Comentarios

Anónimo dijo…
super lindooo...nos enseña muchas cosas de la vida... de lo maravilloso q es el valor de la amistad... sacar el lado divertido y bueno de nuestro ser ..crecer como persona...y ser solidarios en todo momento....

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