No me había enterado de la publicidad que lanzó Nike hace dos meses, hasta que leí la entrevista a Mark Parker, presidente ejecutivo de Nike Inc (leer en Wall Street Journal). En el anuncio aparece el famoso golfista Tigers Woods escuchando atentamente la voz de su padre que le habla desde el Más Allá. El padre de Woods falleció en el 2006 y, al parecer, la voz proviene de una grabación original. Vean el anuncio...
Tiger Woods lleva casi ocho meses envuelto en una ola de escándalo mediático porque se ha descubierto su infidelidad conyugal. Aparentemente, estas circunstancias le llevaron a apartarse del deporte por varios meses, hasta que reapareció en el famoso Masters Augusta el pasado mes de abril. La ocasión sirvió para que Nike lanzara el anuncio que acaban de ver.
La problemática matrimonial de Tiger Woods se ha convertido en un boom público-mediático. Suele ser así. El interés por la vida íntima de las personas famosas es como una arteria latente: basta el pinchazo de una mínima prueba para que estalle la hemorragia informativa típica de las situaciones de escándalo.
Esto me hizo pensar en la moderna distinción que suele hacerse entre lo íntimo, lo público y lo privado, con la peculiaridad de que ahora habría que añadir una categoría más: lo publicitado. La intimidad no sólo viene publicada sino que también se está convirtiendo en objeto de la publicidad. Este anuncio no se entiende sin el escándalo público de Woods (leer más); es una continuación de la polémica, sólo que en "versión Nike", por decirlo así.
La intimidad de una persona no es un asunto ni público ni privado, porque corresponde a otro ámbito de relaciones humanas que no es la esfera pública. En el espacio público hay temas de uso público, y materias e informaciones de carácter privado. La intimidad, en cambio, no es utilizable, no se trata de algo que pueda aprovecharse para otros fines que no sean el bien de cada persona ¿Por qué? Porque es un rasgo distintivo de la dignidad humana; es como el cuerpo. El derecho a la intimidad es inviolable, así como lo es el de la vida.
Sobre los famosos o celebrities, expuestos al espacio público, recae -a veces con cierta crueldad- todo el peso de las miradas curiosas de los ciudadanos, poco educados en el respeto a la intimidad y en la prudencia y, en cambio, muy embedidos en el chismorreo. A veces las personalidades públicas se exponen a ello, como en este caso. El hecho de haber prestado la voz de su difunto padre para hacer un comercial y seguir siendo la imagen de Nike, nos muestra hasta qué punto las relaciones íntimas, familiares, de un personaje famoso pueden perder todo su valor hasta destruirse.Lo que se publica deja de ser íntimo.
Entonces ¿no se debe hablar nunca de cuestiones íntimas? Las claves, me parece, son dos: los valores y las personas. El escándalo no es un valor sino un anti-valor, por lo tanto, todo aquello que no produce escándalo, porque es normal y bueno, posee algún valor demostrable que, con un poco de creatividad, se logra comunicar.
Por último, cuando la intimidad que se anuncia no corresponde a una persona singular sino que se propone como una historia en la que se ofrecen las ventajas de un producto o servicio, entonces no se está instrumentalizando una intimidad, sino que se está mostrando que todos tenemos intimidad, y por eso somos capaces de conectar con esas situaciones. Es es caso de este anuncio... ¡Disfrútenlo!
Si quieres profundizar más en esta temática, te recomiendo un artículo de Carlos Soria que puedes descargar aquí
Tiger Woods lleva casi ocho meses envuelto en una ola de escándalo mediático porque se ha descubierto su infidelidad conyugal. Aparentemente, estas circunstancias le llevaron a apartarse del deporte por varios meses, hasta que reapareció en el famoso Masters Augusta el pasado mes de abril. La ocasión sirvió para que Nike lanzara el anuncio que acaban de ver.
La problemática matrimonial de Tiger Woods se ha convertido en un boom público-mediático. Suele ser así. El interés por la vida íntima de las personas famosas es como una arteria latente: basta el pinchazo de una mínima prueba para que estalle la hemorragia informativa típica de las situaciones de escándalo.
Esto me hizo pensar en la moderna distinción que suele hacerse entre lo íntimo, lo público y lo privado, con la peculiaridad de que ahora habría que añadir una categoría más: lo publicitado. La intimidad no sólo viene publicada sino que también se está convirtiendo en objeto de la publicidad. Este anuncio no se entiende sin el escándalo público de Woods (leer más); es una continuación de la polémica, sólo que en "versión Nike", por decirlo así.
La intimidad de una persona no es un asunto ni público ni privado, porque corresponde a otro ámbito de relaciones humanas que no es la esfera pública. En el espacio público hay temas de uso público, y materias e informaciones de carácter privado. La intimidad, en cambio, no es utilizable, no se trata de algo que pueda aprovecharse para otros fines que no sean el bien de cada persona ¿Por qué? Porque es un rasgo distintivo de la dignidad humana; es como el cuerpo. El derecho a la intimidad es inviolable, así como lo es el de la vida.
Sobre los famosos o celebrities, expuestos al espacio público, recae -a veces con cierta crueldad- todo el peso de las miradas curiosas de los ciudadanos, poco educados en el respeto a la intimidad y en la prudencia y, en cambio, muy embedidos en el chismorreo. A veces las personalidades públicas se exponen a ello, como en este caso. El hecho de haber prestado la voz de su difunto padre para hacer un comercial y seguir siendo la imagen de Nike, nos muestra hasta qué punto las relaciones íntimas, familiares, de un personaje famoso pueden perder todo su valor hasta destruirse.Lo que se publica deja de ser íntimo.
Entonces ¿no se debe hablar nunca de cuestiones íntimas? Las claves, me parece, son dos: los valores y las personas. El escándalo no es un valor sino un anti-valor, por lo tanto, todo aquello que no produce escándalo, porque es normal y bueno, posee algún valor demostrable que, con un poco de creatividad, se logra comunicar.
Por último, cuando la intimidad que se anuncia no corresponde a una persona singular sino que se propone como una historia en la que se ofrecen las ventajas de un producto o servicio, entonces no se está instrumentalizando una intimidad, sino que se está mostrando que todos tenemos intimidad, y por eso somos capaces de conectar con esas situaciones. Es es caso de este anuncio... ¡Disfrútenlo!
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