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Cocó Chanel: Vanguardia, elegancia y dolor

 Barbora Bobulova (Cocó Chanel)
 Acabo de ver la mini-serie italiana sobre la vida de Cocó Chanel
(1883-1971), que produjo la Lux vide en el 2008 ¡Vale la pena verla! dicen que es mejor que la película que salió el año pasado (Cocó avant  Chanel...).  Las aportaciones de Chanel a la moda femenina del siglo XX han originado una verdadera revolución en el vestir, y una auténtica liberación de la mujer. Chanel tenía una idea muy clara acerca de la mujer: ella quería acabar con el concepto de mujer como objeto de deseo, bella de admirar y nada más, relegada a un rol pasivo al que se adaptaban perfectamente los encajes, las enaguas y los corsés, pero que eran bien poco idóneos para la actividad laboral, y así catapultar el género femenino a la modernidad, a la cotidianidad del trabajo, gracias a un modo de vestir simple pero que no renuncia al glamour ( Barbora Bobulova actriz que representa a Cocó Chanel joven).

Chanel poseía un talento casi natural para el diseño y la costura, pero sobre todo tenía una gran intuición para captar las tendencias y las demandas sociales de su tiempo. Una persona creativa pero también  abierta. Se dice que los artistas suelen ser  personas retraídas, encerradas en su mundo y aisladas. En Chanel tenemos un ejemplo de lo contrario. Me ayuda leer así el logo de la marca que ella misma diseñó: Más allá de las iniciales de su nombre, podemos imaginar dos mundos abiertos que se comprometen: el del artista y el de su tiempo. El mundo de la moda pidió a Chanel una solución y ella la supo aportar. En cierto modo todos somos deudores de Chanel, hombres y mujeres, pues nos complementamos también en el mundo laboral.

Piet Mondrian
Chanel pertenece al mundo vanguardista de su tiempo. Es verdad que revolucionó el vestido, pero lo hizo gracias a un movimiento artístico que buscó expresar la belleza a través de la simplicidad de las formas. Piet Mondrian (1872-1944), pintor holandés fundador del neoplasticismo, dijo: Veo posible que, a través de líneas horizontales y verticales construidas con suma conciencia, no con el cálculo sino dirigidas por la alta intuición y llevadas por el sentido de la armonía y el ritmo, estas formas básicas de la belleza, complementadas si es necesario por otras líneas directas o curvas, pueden convertirse en una obra de arte, tan fuerte como lo es la verdad. Igualmente, algunas pinturas de Kees Van Dongen (1877-1968), Andrè Derain (1880-1954), Maurice de Vlaminck (1876-1958) y Raoul Dufy (1877-1953), todos contemporáneos a Chanel nos recuerdan un poco su estilo elegante, ingenuo y sencillo. 
André Derian

Kees Van Dongen

Maurice Vlaminck

Raoul Dufy


Pero hay otra cosa que me pareció aún más valiosa de la vida de Cocó Chanel, y es que ella, aunque se rebeló contra una serie de costumbres en el vestir, simplificó al máximo los trajes, los colores, los tejidos... puso por primera vez pantalones a las mujeres, acortó las faldas, realizó diseños minimalistas para su tiempo más ajustados al cuerpo de la mujer, etc., sin embargo, Chanel no renunció a la elegancia. Así demostró que la belleza en el vestir es un valor que está por encima de los estilos, y que no se opone a la sencillez ni tampoco a la funcionalidad y a la comodidad.

¿Cómo lo consiguió? Pienso que Chanel aprendió la elegancia en la escuela del dolor. La mini-serie refleja bien cómo el sufrimiento acompañó a Cocó Chanel desde la infancia. Hay aspectos de su vida y de su personalidad que son difíciles de valorar y que no vale la pena juzgar:  la pobreza, la falta de afecto familiar, la decadencia moral del ambiente social en que se movía, el maltrato debido a su procedencia social... fueron realidades que acompañaron la vida de Chanel, y por eso experimentó todo tipo de  padecimientos morales y tal vez mucha soledad.

Y como no sólo la enfermedad tiene repercusiones en el cuerpo, sino también el dolor moral afecta toda nuestra corporeidad, Chanel aprendió a llevar sus penas con elegancia. Otras personas, en cambio, tienden a descuidarse, a rebelarse contra el propio cuerpo, a autocastigarse. Renuncian a la belleza y escogen la vía de la fealdad como manifiestación de rechazo o de denuncia. Esto también lo vemos en el arte.

Llevar el dolor con glamour es una bonita enseñanza de Chanel. No es fácil arreglarse cuando se está triste, cansado o decepcionado. Sin embargo, hacerlo ayuda mucho a subir el ánimo y salir de nosotros mismos para agradar a los demás. La elegancia consiste en saber elegir lo mejor para mí en cada circunstancia. Para eso sirve el consejo de Mondrain: intuición, buscar la armonía y el equilibrio. También ayuda pedir consejo.       

Kess Van Dongen
La elegancia comporta muchas cosas, como dice Chanel. En primer lugar, una determinación interior, que nace del corazón, de querer reflejar belleza a través del propio cuerpo. Esto supone aceptar lo que nos va bien y dejar las cosas que nos van mal. Exige también renunciar tanto a la vulgaridad y a la provocación en el modo de vestir, como también a los complejos que a veces llevan a vestirse siempre igual, a ocultar más de lo que debemos por miedo a las críticas, o negarnos a usar cosas que nos quedan bien por vergüenza o desconfianza. La elegancia comporta educar el gusto y un cierto aprecio por lo clásico que nos ayuda a valorar lo nuevo sin dejarnos deslumbrar exageradamente. Por último  -aunque se podría decir mucho más- en ocasiones la elegancia exige desprendimiento de los propios gustos y de la propia comodidad para dar cabida a una mejor expresión de nosotros mismos.   

Comentarios

Anónimo dijo…
No sabía casi que "nada" de la filosofía de Coco Chanel, puedes escribir más?
Quartier Latin dijo…
Me dedico a la moda, y me ha gustado mucho leer este artículo. ¡Gracias!

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