Es curioso, comunicarse sin emoticones resulta cada más difícil. Estos signos fueron inventados por el profesor norteamericano Scott E.
Fahlman, en 1982, o sea ¡hace casi 30 años! Parece mentira.
El uso de los signos de puntuación como figuras del rostro surgieron a partir de la creación de un tablón de anuncios en digital que ideó el Departamento de Ciencias
Informáticas de la Universidad de Carnegie Mellon (Pittsburg, USA). Con el tiempo, el profesor Fahlman comenzó a notar la falta de un signo con el que se pudiera reflejar, explícitamente, cuándo un comentario era jocoso, serio,
etc., pues esta connotación no siempre era evidente para el lector si sólo leía los mensajes:
Scott Fahlman creador del primer emoticón |
“Cuando se utiliza la comunicación en línea basada en
texto, nos falta el lenguaje corporal o las señales de tono de voz
que transmiten esta información cuando hablamos en persona o por
teléfono. Varios "marcadores de broma" se fueron
sugiriendo, y en medio de esa discusión se me ocurrió que la
secuencia de caracteres :-) sería una solución elegante, que podría
ser manejada por los ordenadores basados en el sistema ASCII que se usaba en el momento. Por
lo tanto, sugerí eso. En la misma entrada sugerí también el uso de
:-( para indicar que el mensaje estaba destinado a ser tomado en
serio, ya que ese símbolo alude rápidamente a un marcador de
descontento, frustración o ira”). (Fahlman, Scott E., “Smiley
Lore :-)”, Language Technologies Institute and Computer Science
Department, Carnegie Mellon University, Pittsburg, USA. Disponible
en: http://www-2.cs.cmu.edu/~sef/sefSmiley.htm).
Generación emoticón |
No hay que ser muy doctos para predecir que los emoticones están transformando nuestro modo de comunicarnos. Gracias a estos simpáticos signos, el lenguaje oral, caracterizado por el face-to-face, por la cercanía, por el encuentro y por el intercambio de gestos, parece no tener barreras. Por eso, pienso que estamos frente a una transformación del lenguaje escrito -que solía ser formal, impersonal y muy cuidado- a un texto que se comporta como si fuese oral. Me parece que se le puede llamar a este fenómeno la cultura de la oralidad digitalizada.
El signo lingüístico se está transformando para poder representar de forma textual los gestos y las emociones. Los signos de puntuación están mutando sus clásicas propiedades en la escritura para ser figuración de las emociones. Ejemplos en internet hay miles. Me parece elocuente este diálogo de una colega bloguera cuyo espacio se titula el diario de Veronika:
Conversación
I
Amiga: Bla
bla bla...
Yo: %#$%@@@??????%&#?
Amiga: China, ¿que
vocabulario es ese? ¿Que diría su abuelita?
Yo: China, es spanglish
pueltorriqueño. Es que si lo digo bonito, suena muy, pero muuyyyy
cursi, y voy a parecer Talía en “María La del Barrio” en
versión desmejorada físicamente, claro. :-S
Conversación III
Yo: Mi cuerpo regresó,
pero estoy esperando mi alma... :-S
Amiga: (Risas)
Yo: :-S
Amiga: Vas a tener que
poner las fotos en tu space
Yo: Y dale, ni que fuera
Gabriela Vergara
Amiga, Yo: (Risas)
Yo: Te voy a poner una de
otro viaje pa´ que no digas...es que las estoy ordenando...
Amiga: OK
Yo: Pa´que veas como
quedé haciendo... como pajarito de reloj... CU CU
(Al Rato....)
Yo: CU CU... Hora de
mangiare... Estoy practicando el italiano para mi próximo viaje
:-P... Voy a saquearte el mercadito, después nos arreglamos con los
reales...En venezolano florido se diría: Me dispongo a echarme una
jartada...
Ambas: (Risas...)
(Al Rato...)
Amiga: Bla bla bla...
Yo: CU CU... Me estoy
tomando un cafecito... Estoy matando el despecho con una sobredosis
de cafeína, así que no te extrañes si me consigues haciendo
bailoterapia en la sala... CU CU...
Amiga: (Risas)
¿Frente a qué nos encontramos? Salta a la vista la fuerte connotación gestual,
afectiva y coloquial del texto que se presenta con
características de oralidad. El signo lingüístico –las letras,
los signos de puntuación, las sílabas– viene usado como
herramienta para transmitir sonidos y gestos, no palabras, ni
oraciones gramaticalmente bien configuradas.
Todos sabemos que la
fonética de las palabras no corresponde exactamente a su escritura.
Si bien a cada letra del alfabeto, y a cada sílaba, corresponde una
fonética específica, que en castellano suele parecerse a la
escritura, cuando hablamos la fonética viene modificada por el énfasis,
las contracciones de palabras, la entonación, la sustitución de letras que
facilitan la pronunciación, la velocidad con la que se emiten los
sonidos, etc. Se trata de una situación que puede variar en cada
lengua. En el Chat vemos cómo las pocas variaciones que se presentan
entre fonética y ortografía castellana vienen voluntariamente
anuladas. Es lo que vemos en el caso de las palabras
pueltorriqueño, pa’, muuuuyyy, jo’, etc. Todo debe escribirse tal y como suena. La búsqueda de la expresión oral está sustituyendo la ortografía.
Detrás de estas variaciones del lenguaje hay una serie de consecuencias en el comportamiento humano. Conviene estar atentos a ellas para evitar los posibles riesgos de aislamiento y/o de fuga de la emotividad, que pueden presentarse al mismo tiempo. La primera de ellas es, claramente, la alteración en el modo de relacionarnos. Ocurre ya que los hijos prefieren contar las cosas a sus padres por pin o por chat. Se sienten mal cuando están cara a cara, necesitan el escudo protector del aparato tecnológico para abrirse y contar sus cosas. Al mismo tiempo, una vez refugiados en la pantalla del móvil o del computador, no les importa publicar hasta lo más íntimo de su ser. Benedicto XVI lo dijo claramente hace poco, que el riesgo consiste en "la
pérdida de la interioridad, la superficialidad en vivir las
relaciones, la huida a la emotividad, el
prevalecimiento de la opinión más convincente respecto al deseo de
verdad".
Por eso, abrirnos a un nuevo lenguaje simbólico, más expresivo y emotivo, supone cuidar mucho más lo que queremos decir y cómo debemos decirlo. Nuestra interioridad es como un banco de emoticones, y hemos de aprender a sacar de ella lo bueno y lo necesario para comunicarnos adecuadamente. Pasar nuestras emociones y estados de ánimo por el filtro de una sana autoestima, nos ayudará a cuidar el modo cómo nos expresamos, y sabremos dar cauce adecuado al desahogo de los propios sentimientos, cuidándolos como se cuida una piedra preciosa, sin exponerlos innecesariamente ya que eso sería vulgarizarlos. No se trata de no usar los emoticones y todas las demás facilidades de expresión de esta nueva oralidad digital, sino de saber gestionar nuestros recursos emotivos para invertirlos bien. Tarea de siempre en realidad.
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