Martin Luther King, gran ciudadano |
No se puede ejercer un derecho renunciando a los deberes. Sobre la base de todos los deberes, bien cumplidos, se puede abogar por aquellos derechos ultrajados. Estas líneas bien podrían titularse "del deber de ser patriotas", pero preferí optar por un término más preciso y exacto que represente, lo menos simbólica e ideológicamente posible, la materia del patriotismo, esto es, el deber que tenemos ¡todos! de ser hermanos.
Hay deberes que interpelan directamente a la conciencia; por eso no hace falta explicarlos demasiado o argumentar motivos que justifiquen su radical importancia. Uno de ellos es la imperiosa obligación de que los hermanos se traten con especial deferencia, que permanezcan unidos, que se respeten.
Gracias a Nelson Mandela se derrocó el Apartheid en Sudáfrica |
Viví en Roma casi cinco años. Todos los que hemos vivido fuera sabemos lo que se experimenta cuando uno se encuentra con un venezolano. Se siente una alegría grande, como una vuelta a casa. Fuera de la propia tierra, lo único que cuenta es saberse hermanos; las diferencias culturales, sociales y políticas parecen quedar de lado, al menos en un primer momento. Recuerdo haber mantenido una grata conversación con un embajador al que nunca le hubiera dirigido la palabra estando en mi propio país. Este suceso me hizo reflexionar en que es más lo que nos une que lo que nos separa.
Por su parte, Juan Pablo II, que no vivió tiempos fáciles en su Polonia natal, recuerda que la expresión «patria» se relaciona con la realidad de «padre» (pater): "La patria es en cierto modo lo mismo que el patrimonio, es decir, el conjunto de bienes que hemos recibido como herencia de nuestros antepasados. Es significativo que, en este contexto, se use con frecuencia la expresión «madre patria». En efecto, todos sabemos por experiencia propia hasta qué punto la herencia espiritual se transmite a través de las madres. La patria, pues, es la herencia y a la vez el acervo patrimonial" (Memoria e Identidad). Por eso, un patriota es uno que se sabe hijo de una nación, y por tanto, hermano de sus conciudadanos.
Mandela y el último presidente del Apartheid |
La fraternidad, el respeto y la consideración debida a cada hermano, independientemente de sus creencias, comportamientos, decisiones de vida, etc. Es un deber que obliga a todos los hijos de una misma familia y de una misma patria. Mayor obligación tienen los que son, por así decir, hermanos mayores que lideran, guían y van por delante mostrando el camino del bien común.
Por eso, uno de los graves errores del marxismo, quizás el más craso error del comunismo, es pretender un nuevo orden social por medio de la confrontación y el odio entre ciudadanos de diversas clases sociales. Motivar la lucha de clases constituye una violación de la conciencia cívica de un pueblo. Los líderes políticos tienen que llevar a los suyos por una vía de unión fraterna, de solidaridad, de subsidiaridad; de lo contrario, cometen una grave deslealtad contra su patria y contra el mismo pueblo que los sigue. El deber de mantener la nación unida, hermanada, es la esencia de lo que reza la constitución de una república soberana desde su primer artículo; y constituye el núcleo del liderazgo político responsable.
Tuit del gobernador de Valencia, militante del Partido Socialista Unido de Venezuela |
Sin el ejercicio de este deber ocurren los más grandes atropellos a la dignidad nacional. Se ultrajan todos los derechos ciudadanos, se viola la libertad y la justicia que corresponde a cada individuo, se le impide a unos ser iguales a los otros, se les trata injustamente, se les prohíbe hablar y expresarse. Si hay compatriotas que no son mis hermanos, sino mis enemigos o contrincantes, entonces no merecen ser sujetos de derechos. Es el inicio de la discriminación y de cualquier otro comportamiento extremista, asesino.
¿Que pensaría Bolívar que luchó, hombre a hombre, para liberarnos de una dominación extranjera, si viviera esta división entre venezolanos, la descalificación, la represión, el insulto y la pretensión de anular al otro cara a la construcción de la Venezuela futura? ¿Qué diría el héroe de la Patria, que logró levantar el moribundo y depauperado Congreso de la República en tierras de Angostura, que diría de una Asamblea que viola el derecho de palabra, que ignora al que piensa distinto, que no legisla sino que recibe instrucciones, que no ejerce su poder soberano sino que se lo entrega a una facción político-ideológica? ¿Qué diría? ¿Qué diría Bolívar?
Cecilio Acosta, pensador venezolano |
Bien decía Cecilio Acosta que el gran problema era el odio político: "Lo que ha enfermado siempre a los pueblos americanos de la raza latina, y puede ser por algún tiempo su cáncer futuro, es el odio político: confunden de ordinario la idea con la persona, la doctrina con la parcialidad; se oyen a si solos, se niegan a la cooperación de la labor común, y vienen, como resultas, la esterilidad en los esfuerzos de la administración, la impotencia en los trabajos de la paz y la pendiente que va a dar a los abusos de la guerra” (Deberes de patriotismo)
La guerra es el cese del deber primordial de tratarnos como hermanos. Por eso, en la guerra no hay buenos y malos sino hermanos que reniegan de su condición esencial, cometiendo así un parricidio. Porque asesinan lentamente a la Patria aquellos que se matan entre ellos.
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