Seamos sensatos: La corrupción no conoce color político; no es un asunto ideológico sino moral. La corrupción es un cáncer social que afecta principalmente a los más pobres, aunque raras veces ellos son conscientes de sus efectos. Se trata de un flagelo mundial que existe donde haya hombres y mujeres egoístas, mediocres y ambiciosos a la vez. La corrupción es tan antigua como los crímenes, la mentira, la soberbia y la vanidad; es anterior a cualquier modelo económico o sistema político. Del emperador Moctezuma II, y de otros grandes emperadores decadentes de antiguas civilizaciones, se conoce su escandaloso caudal producto de la explotación del pobre y de sus prácticas mal habidas .
¡Acompáñame a recorrer nuestro tiempo con sentido crítico y positivo! Mercedes Malavé