Pocas veces el mundo de las celebrities nos alegra con historias como ésta. Fallecieron en Italia, con cinco meses de diferencia entre él y ella, el famoso matrimonio de actores cómicos Sandra Mondaini y Raimondo Vianello, que debutaron en la televisión italiana desde el inicio de los años cincuenta hasta el 2005 cuando lanzaron su última serie "Casa Vianello". Los medios italianos amanecieron ayer con la noticia de la muerte de Sandra trayendo comentarios realmente conmovedores:
Cuando Raimondo abandonó esta tierra, el pasado 15 de abril de 2010, su mujer Sandra llamaba todas las tardes al Paraíso para hablar con Raimondo: “En el Paraíso me lo pasarán” solía decir en estos últimos días.
Desde ahora la televisión italiana estará un poco vacía. De ellos, de Sandra y Raimondo, nos quedan los programas. Los más jóvenes se acuerdan de “Casa Vianello”, que ha entrado en el corazón de todos. Porque Sandra y Raimondo han sabido contarnos, más que los tratados sociológicos, que cientos de películas y millares de libros, las faenas de la vida matrimonial… dos universos que se cruzan y a veces no se comprenden, pero se aman. (Corriere della Sera)
Apenas se supo de la muerte de Sandra Mondaini, la reacción casi unánime de quienes habían conocido a los Vianello fue pensar en un reencuentro matrimonial, en dos mitades reunidas. Porque así los amigos los han reconocido siempre: como una pareja. (Avvenire)
El testimonio de este matrimonio es más elocuente que muchos tratados de fidelidad. Las imágenes hablan por sí solas: se trata de un caso de la vida real que vivía en el mundo de la ficción. El ambiente del espectáculo, tantas veces minado por la apariencia, la frivolidad y el interés, es también un espacio para compartir el amor recíproco, la confianza, la lealtad. A veces tendemos a echar la culpa de todos los males a lo que transmiten los medios de comunicación. En parte es cierto. Sandra Mondaini decía que no había cedido, en su carrera artística, a la vulgaridad porque era consciente de que diariamente entraba en la intimidad de millares de familias italianas. En todo caso el amor puede más que el mal ambiente. Como decía aquella canción del grupo Menudo: Los últimos héroes serán los enamorados.
Seguramente Sandra y Raimondo aprendieron de su carrera profesional que el buen humor es una de las mejores armas para enfrentar los problemas, y que las dificultades diarias se superan sabiendo expresar lo que ocurre y riéndose de casi todo, dos actitudes básicas de un buen humorista. Aplicar, en la vida diaria, algunas técnicas de comicidad no viene mal. No se trata de vivir a la ligera o con hipocresía. Reír con los que ríen y llorar con los que llorar, descubrir el lado cómico de las situaciones, quitar importancia a las cosas personales, a los estados de ánimo, hacerse a todos buscando ser siempre buena compañía, todo esto es, sin duda, parte del heroísmo del amor.
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