En el mundo de la farándula, casi siempre cobran eco las rupturas y los sucesos escandalosos de la compleja vida afectiva de los artistas. Pero también hay historias que conmueven y letras que destacan la agudeza de espíritu que se esconde, quizá, tras esa apariencia desinteresada y conflictiva que reflejan estos personajes famosos.
En 1998, tras grabar conjuntamente el disco "Enemigos íntimos", Fito Páez y Joaquín Sabina tuvieron un desencuentro que ocasionó una enemistad de 10 años. En el 2008 volvieron a cantar juntos y grabaron un nuevo disco. ¿Cómo se reconciliaron? La verdad es que todo fue muy sencillo... quizás porque la amistad nunca cesó. Así lo cuenta Fito Páez:
"Siempre tuvimos un vínculo de muy buena leche con Joaquín, en el momento las cosas se disparataron, pero la verdad es que fue muy sencillo (recuperar la amistad)"
"Me mandó (un mensaje) con una servilleta escrita, como escribe él, y me dijo "ven, cabrón, que estoy tocando aquí""
"Cantamos dos noches y ya después arrancamos la charla ahí mismo, y después fui para Madrid y nos encontramos"
"Con la gente de buen corazón por supuesto te agarras (peleas) como con toda la gente con la que convives, es parte del negocio de la vida", concluyó Páez.
Hay algo en esta canción -y en el episodio de la vida de estos cantantes- que nos muestra parte de la esencia de la amistad. Los amigos pueden dejar de compartir muchísimas cosas y vivir alejados por mucho tiempo -cosa que no pueden hacer los esposos, ni los padres de familia- pero no pueden dejar de compartir la vida. Siempre me han parecido misteriosas las relaciones de amistad ya que por una parte son abiertas y episódicas, y por otra son únicas e indisolubles, si son auténticas. Es, realmente, un "ni contigo ni sin ti" como lo expresa la canción.
Nuestro mundo, tan vertiginoso y competitivo, necesita altas dosis de amistad: en los ambientes de trabajo, en las vecindades, en los clubes, en los deportes... La amistad no exige mucho, y a la vez lo pide todo. Es fuente de enorme compañía y felicidad existencial, y a cambio no pide nada, no pone condiciones. Sólo reclama la lealtad y la incondicionalidad de toda una vida que se da al amigo.
Los amigos son los grandes esperanzados de la vida porque siempre esperan volverse a ver, charlar y compartir. La distancia física no consume la amistad, sino más bien todo lo contrario, "porque lo que amas más en él puede ser más claro en su ausencia, como la montaña resulta al que la escala más clara desde la llanura" (Saint Exupery, El Profeta).
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