Ir al contenido principal

Piensa en tu sepelio, camarada

octubre 4, 2014 4:49 pmPublicado en: La Patilla: Opinión
Es indignante y absolutamente repudiable la forma como los detentores del Poder y del Psuv han convertido la trágica muerte de un compañero de filas en un acto ideológico, con el único fin de alimentar el odio, la división y el resentimiento entre los venezolanos. Yo le pregunto a los militantes de base del Psuv y funcionarios públicos ¿De verdad ustedes quieren un sepelio así, donde su persona, su trayectoria y sus méritos queden absolutamente ahogados por un cúmulo de insultos, mentiras, juicios en contra de otros y promoción de consignas de odio? Es como si, en lugar de ser el protagonista del discurso panegírico el idealista y desquiciado don Quijote de la Mancha, se dedicaran en su funeral a descuartizar con el lenguaje a los molinos de viento que sólo existían en su imaginación, mas no por ello le restaban valor a su dignidad personal.

Nosotros queremos hacer sufragios por las almas de Robert Serra y de María Herrera. Un sufragio que nos llene de sentimientos de paz y no de enfrentamiento; de verdadero afán de justicia y no de viejos resentimientos y rencores, no superados, que bullen como en olla de presión en el corazón de quienes hoy conducen las riendas de la Nación. Es lamentable que un presidente de todos los venezolanos aproveche esta ocasión para difamar, para calumniar, para insultar, para inculpar sin ningún tipo de pruebas ni investigaciones que lo respalden, utilizando los mismos adjetivos que emplea para descalificar a todos aquellos, tan venezolanos como Robert y como María, que no están con la Revolución ni con el socialismo comunista, hasta el punto de llamarnos asesinos.

No podemos permitir que quienes adversamos este régimen, ya sea políticamente o como ciudadanos de a pie, se nos tilde de asesinos. No podemos aceptar que la muerte de un joven luchador sea usada como pretexto para un discurso político que se alimenta del odio, del resentimiento y de una doble moral: porque hablan de amor y promueven el odio; de paz y justifican la violencia; de perdón y viven en el resentimiento. Es la oratoria del cinismo y la mentira, el lobo disfrazado de abuelita. Pero nosotros no somos tontos y no vamos a permitir que sigan violentando cualquier espacio humano y social digno, para sembrar esta farsa ideológica.

Los motivos más probables que llevaron a estos jóvenes a la tumba parecen estar lejos de ser políticos. Ellos eligieron un estilo de vida y lo asumieron con pasión. “Asumieron su barranco”, como dicen, sin saber que se estaban aproximando a un precipicio sin retorno. Ahora pueden iluminar las mentes de tantos compañeros que van por el mismo camino…ojalá que a éstos, que aún tienen la dicha de vivir, no les falte la voluntad y la inteligencia de escuchar la dulce voz de quien padeció tormentos innecesarios por vivir de forma errática, y que ahora finalmente esperamos que descansen en un lugar de paz.

Le pedimos a Robert y a María, donde quiera q estén: ya ustedes ven la verdad de las cosas, ya saben los errores y aciertos de sus vidas, ya conocen el grado de descomposición y el peligro en el que se encuentra nuestra Patria. ¡Ayúdennos!

@MercedesMalave

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Bovarismo criollo

A Jules de Gaultier le debemos el hallazgo de ese curioso mal que aqueja a los personajes de Flaubert, inmortalizado en Emma Bovary. Se trata de la tendencia a concebirse distinto de como se es. “Todo hombre, en el fondo, es un bovarista” decía Antonio Caso. Ninguno de nosotros es libre de espejismos, máxime en un mundo donde un App o un laboratorio de tuits, construye, crea y convierte la ficción en información -síntesis apretada del fenómeno de la posverdad-. Basta que una idea o fantasía se asome en la conciencia para que los individuos tiendan a volverla realidad: “Nos vamos sacrificando a nuestra mentira”, sentenciaba precipitadamente el filósofo mexicano.   Así las cosas, el impulso bovarista o inclinación a pensarnos diverso de como somos en realidad, constituye la fábrica por excelencia de idealismos, utopías o ideologías autorreferenciales. Basta que el individuo que pretenda encarnar su falsa idea de sí sea un líder carismático para que aquello cunda por doquier, apoyánd...

Ganar confianza

El 10 de agosto de 1946, un presidente italiano, Alcide de Gasperi, se presentó a la Conferencia de Paz celebrada en París, luego de que su país fue considerado por las grandes potencias mundiales un ex-enemigo por haber sido cómplice del nazismo bajo el régimen del fascismo. Para De Gasperi, antifascista radical, constituía un auténtico oprobio ser tachado de fascista. No obstante se presenta ante esa asamblea mundial sin ánimo revanchista ni espíritu victimista, sino como doliente de una nación arruinada y condenada al castigo por haber perdido la guerra:  “Tomo la palabra -dijo De Gasperi- en esta asamblea mundial sintiendo que todo, excepto vuestra personal cortesía, está en contra de mi; sobre todo por esta condición de ex-enemigo que me hace ser el imputado que ha venido aquí luego de que los más influyentes de ustedes hayan formulado sus conclusiones en una larga y fatigosa elaboración”. De Gasperi tiene la enorme tarea de ganarse nuevamente la confianza de la comunidad inte...

El lenguaje como habitat de racionalidad y relacionalidad

“Vivimos inmersos en signos.  Los seres humanos tenemos  la capacidad de convertir en signos todo lo que tocamos.  Cualquier objeto, sea natural o cultural, un color, un trozo   de tela, un dibujo, cualquier cosa relacionada con nosotros  puede adquirir un valor añadido, un significado.    A la dimensión ontológica que las cosas tienen, los seres humanos   añadimos una nueva dimensión, la semiótica, esto es, su empleo   como signos para manifestarnos unos a otros lo que pensamos,   lo que queremos, lo que sentimos y lo que advertimos   en nuestra relación con el mundo”.                                              Francisco Conesa y Jaime Nubiola El conocimiento intelectual posee una enorme capacidad de representación de todas aquellas cosas que conocemos, y de la valoración que damos a lo conocido. Por eso, vivim...