De la ideología ramplona y estrecha del chavismo no se podía esperar otra cosa que una ruda anulación de las instancias gremiales y sindicales del país; de su legítima autonomía, libertad de acción y pensamiento, y contribución al bien común. Cada vez que vemos a Maduro reunido con grupos sindicales vestidos de rojo y autodenominándose chavistas, caemos más en la cuenta del daño y la agresividad con la que se comporta el socialismo frente a las libertades humanas, asociativas y laborales de los ciudadanos.

De esa noble y legítima lucha por el bien común propulsada desde el sindicalismo, es claro que podríamos tener a un legítimo presidente obrero, con una visión sólida, integral -no ideológica- y justa de la persona humana, y sobre todo a un buen demócrata. No sería un caso inédito en la historia. El líder polaco Lech Walesa fue activista sindical y defensor de los derechos humanos; provino de la federación sindical autónoma e independiente de Polonia, ganó el nobel de la paz en 1983 y la presidencia de su país en 1990. Sus varios títulos de doctor “honoris causa” no son una bofetada a la academia y a la democracia en su país, muy por el contrario la enaltecen mundialmente..
Para conmemorar el día de San José obrero, todos debemos acompañar a nuestros trabajadores independientes, agrupados en gremios o sindicatos, en la movilización que propongan para este 1 de mayo. No vamos a apoyar un aumento salarial fraudulento e insuficiente. No marcharemos con consignas de lucha de clases, y mucho menos con sentencias denigrantes de la empresa privada, fuerza empleadora indispensable de todo país. Vamos, simplemente, a sumar nuestras voces al clamor nacional que exige, en estas horas, nuestro pueblo: ¡Justicia! ¡Libertad!
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