Respuesta a Fernando Mires En estos días de Navidad, el profesor Mires nos regaló una importante reflexión sobre el exigente precepto del amor al prójimo, mediante un ejercicio de deconstrucción filosófica interesante. Efectivamente, la cuestión se plantea en términos existenciales, definitorios de la conducta y de la moral: ¿Qué es y para qué ser buenos? ¿Cuál es el objeto último de la voluntad? ¿Para qué es la libertad? En el precepto del amor se resume toda la novedad neotestamentaria. Después de sucesivas entregas y revelaciones de importantes mandamientos, como las tablas de la ley entregadas a Moisés en el Sinaí, Jesús trae la última y más definitiva de las leyes: “No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley” (Mateo 5, 17). Es decir, Él mismo asegura el carácter perenne y definitivo de la ley del amor, aunque pasen
¡Acompáñame a recorrer nuestro tiempo con sentido crítico y positivo! Mercedes Malavé